Homero,
Ilíada. Canto I - Ficha de trabajo para el primer escrito
Surgimiento de los distintos géneros literarios en la Antigüedad
Épica
(para ser narrada): 800 AC, la organización
política es la de la aristocracia. Se produce en la zona de Asia Menor y se
utiliza fundamentalmente el dialecto jónico.
Lírica (para ser cantada): 600 AC, la organización política es la timocracia. Se
produce en la zona del Egeo y el dialecto es el eólico.
Tragedia
y Comedia, género Dramático (para ser
representada): 400
AC, la organización política es la democracia. Surge en la zona de Ática y el
dialecto es el ático.
Etimológicamente, la palabra “epopeya” procede de la palabra griega “epos” que significa
“palabra”, exposición narrada de sucesos. Esto nos lleva al hecho de que se trataba de un tipo de
poesía que generalmente era hablada o recitada para el público. Los temas más
frecuentes están directamente vinculados a la construcción de una nación a
través del mundo de la guerra y de la búsqueda de predominio territorial, etc.
Dentro del género
épico en la literatura griega, la epopeya es la forma que presentan los
textos homéricos: Ilíada y Odisea.
La Ilíada
(s. VIII AC) es todavía el poema de la guerra.
La Odisea se presume que es muy posterior.
Representa el principio de los tiempos nuevos: la vida en las ciudades
helénicas. Sin embargo, ambas obras son atribuidas a Homero.
Ilíada
Definición: La Ilíada
es la epopeya heroica griega por excelencia. Está conformada por 15.693 versos
hexámetros y está dividida en veinticuatro cantos.
Título: La Ilíada
obtiene su nombre de la “sagrada Ilión”, ciudad de Troya. La gloriosa ciudad
estaba situada en la Tróade (noroeste de Asia Menor) en la región de los
Dardanelos, cuyas ruinas fueron descubiertas a comienzos del siglo XX.
Referente
histórico: La historia de Homero cuenta que entre los
siglos XII y XI antes de nuestra era, los griegos (aqueos o argivos), durante
diez años sitiaron la ciudad de Troya (troyanos o teucros), para luego
saquearla y finalmente destruirla.
Solemos decir que
La Ilíada narra "la guerra de
Troya", cuando en realidad sólo canta los últimos acontecimientos bélicos
del año diez; más exactamente, los hechos ocurridos en los cincuenta y un
últimos días del décimo año de la guerra.
Causas de la
guerra, las fuentes míticas
La
causa de la guerra de Troya aparece a través de la lectura del poema y es el
rapto de Helena por Paris. Paris es hermano de Héctor e hijo de Príamo, rey de
Troya.
Durante una visita
de cortesía a Esparta, Paris abusa de la hospitalidad del rey Menelao,
raptándole a su propia esposa, Helena.
Menelao era el
hermano de Agamenón.
Los aqueos
(griegos) consideraron esta acción como una ofensa nacional y puestos en pie de
guerra todos los reyes de las distintas regiones griegas, embarcaron sus
ejércitos hacia las costas del Asia Menor y pusieron sitio a la ciudad de Troya,
bajo las órdenes de Agamenón (rey de Argos).
Tema del
poema: Cólera(s) de Aquiles. Se pueden reconocer
en el texto dos situaciones centrales que causan la cólera de Aquiles, el héroe
aqueo. La primera es causada por el rey Agamenón al quitarle a Aquiles su botín
de guerra, Briseida. Esta situación se produce en el contexto de la querella
que surge entre ambos durante el ágora convocada por el enojo de Apolo (cólera
divina) que -en venganza por las ofensas que Agamenón infirió al sacerdote
Crises- lanza sus mortales flechas contra los griegos.
La consecuencia
directa del enfrentamiento entre Aquiles y Agamenón es que Aquiles se retira
del campo de batalla, dejando a los griegos sin su mejor guerrero.
La segunda cólera
de Aquiles, la que resulta decisiva para el desenlace del poema, es causada por
la muerte de su mejor amigo, Patroclo. Esto provoca el deseo de venganza en
Aquiles, haciéndolo retornar a la guerra y enfrentándose en un enfrentamiento
individual entre él y Héctor (héroe troyano, hijo del rey Príamo y asesino de
Patroclo).
Estos hechos
dividen la obra en dos partes: (a) hasta el canto XIX, con la ausencia de
Aquiles de la batalla; (b) desde el canto XX hasta el final, con la vuelta de
Aquiles y el triunfo sobre los troyanos (luego que Aquiles mata a Héctor).
La concepción heroica.
Desde
el comienzo de las luchas de los pueblos invasores nórdicos por afirmarse en el
territorio helénico; desde las exploraciones y conquistas por el mundo insular
mediterráneo y por las costas del Asia Menor, comienza a formarse una tradición
heroica que, posiblemente, ya en el 1200, se ha concretado en forma de pequeños
relatos trasmitidos oralmente de generación en generación. A esta materia
heroica debe agregársele otra religiosa, en la que las creencias propias son
concertadas con las tradiciones míticas de los pueblos mediterráneos con los
que entran en contacto. De esta manera, el fondo prehelénica, egeo-cretense,
pasa a integrar la religión de este pueblo de guerreros, perdiendo su carácter
fundamentalmente agrario para transformarse en un sistema adecuado al carácter
heroico de estos nuevos pueblos. Aquellos poemas legendarios de asunto heroico,
recogen las hazañas de una categoría especial de hombres: son los aristos
(distinguidos)
que se vinculan a grupos humanos, localizados en las regiones de la Hélade, por
diferentes motivos. A veces son los fundadores de un linaje, o de una ciudad, o
simplemente reyes y, aún, salvadores de su pueblo en una instancia decisiva de
su historia. Luego de su muerte, su tumba se convierte en lugar de culto,
honrándoseles como divinidades protectoras de aquel grupo, transformados en héroes.
Pero la heroización no comprende a todos los hombres por el solo hecho de haber
sido guerreros; por el contrario, -solamente los distinguidos (aristós)
merecen, aquella celebración y culto. Para ello deben poseer areté,
es decir, el conjunto de excelencias que, para aquella época y para aquel
pueblo, constituyen los valores fundamentales de la persona humana, considerada
aún en el círculo restringido de una clase social: la nobleza. De allí que el
primer elemento que debía considerarse como un valor era el
abolengo, la
nobleza
de sangre. La genealogía cobra importancia capital, no por sí sola, sino como
estímulo para los descendientes. El aristos se jacta de descender de largo y
heroico linaje pero a la vez siente ese pasado como una obligación de acrecentar
lo recibido .
¿En qué
consiste el areté?
Sobre el abolengo se suman las excelencias que
constituyen la areté heroica, que podemos sintetizar en tres grupos de
elementos:
• excelencias físicas: la
belleza y la fuerza; • excelencias espirítuales: el
valor; !a elocuencia; la sabiduría; • excelencias morales y
religiosas: la moderación que significa no ser ni
inflexible ni inexorable y ser modesto en la consideración del propio valor; !a
piedad, entendida como respeto y como temor por los dioses, entendido como una
actitud de humildad humana frente a lo divino.
Las virtudes espirituales se reflejan en las
físicas; así, la belleza exterior no significa nada por sí sola, no es motivo
de areté salvo en la mujer, si no está acompañada, por ej., del valor. Pero
tampoco la posesión de una virtud excusa la ausencia de otras: el ser valiente
no le impide al héroe ser castigado por los dioses si comete impiedad y aun
entre los mismos dioses, el ser poderosos no los exime de ser moderados. Estas
excelencias reconocen un doble origen: divino, como dones hechos por los dioses
a los hombres (belleza, fuerza, sabiduría) o humano, ya sea por aprendizaje
(manejo de las armas, elocuencia) ya sea por la acumulación de una experiencia
vital (prudencia, moderación, piedad). El areté no significa que el
héroe posea la totalidad de las excelencias. Primero, porque los dioses
reparten parsimoniosamente sus dones dando una a uno y otra a otro, o
compensando a veces el don con un sufrimiento; en segundo lugar, porque esta
excelencia está compensada con los defectos inherentes a la misma naturaleza
humana. No basta, sin embargo, con poseer tales excelencias; lo fundamental es
la conducta distinguida. De allí que el aristós esté obligado al permanente
ejercicio de su areté, sin poder renunciar a lo que es ni aun frente a la
muerte. Una de las exigencias de esta conducta es el respeto por la areté
ajena; la falta de respeto perjudica tanto al ofendido como al ofensor y no
tiene excusa alguna. De este respeto nace el reconocimiento de la areté
individual y de él surge la honra del
héroe; ser honrado por sus iguales es la aspiración máxima, al punto que
condiciona la conducta y perder la honra constituye motivo de grave pesar y
resentimiento contra el ofensor. Paralelamente, de todos los defectos humanos,
la soberbia es el de más funestas consecuencias para el héroe. Y esta soberbia
(hybris)
llega a transformarse en pecado de impiedad cuando la conducta del héroe roza
las leyes de los dioses. El caso de Agamemnón es el primero que se ilustra en
la Ilíada:
desafía
el poder del dios Apolo a través de su sacerdote Crises y, como castigo, el
propio dios le diezma el ejército con la peste. De este modo, la moderación de
las pasiones (sophrosine), el ejercicio moderado de la virtud, es la areté
heroica por excelencia y la que proporciona mayor gloria entre los hombres y
los dioses. En esta sociedad aristocrática, en la que el héroe es el centro,
todo lo que lo rodea goza, de una u otra manera, de igual grandeza y virtud.
Así, existe la areté femenina que se atribuye a diosas y mortales por
igual, con lo que se aumenta la dignidad de éstas. Poseen areté también los
animales que están vinculados a la actividad militar, los caballos, así como
las armas o las naves.
Mitos
importantes para el Canto I:
Afrodita - Paris - Helena (causas de la guerra
de Troya)
Aquiles (condición semi-divina del guerrero)
Cuestionario
1. ¿Qué importancia
tiene el canto I para el resto del poema?
2. ¿En qué contexto
se desarrolla este primer canto?
3. ¿Cómo se aplican
los conceptos de hybris y areté a la querella entre Aquiles y
Agamenón, durante el ágora?
4. ¿Qué tienen en
común y en qué se diferencian estos dos
personajes?
5. ¿Por qué se
dice, al comienzo, que la cólera de Aquiles ocasionó la muerte de muchos
aqueos?
6. ¿En qué
circunstancias y cuáles dioses intervienen en el mundo humano, en este
canto?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario