domingo, 23 de octubre de 2016

Definición y características de la tragedia clásica y la tragedia en el teatro de Shakespeare

Definición de tragedia (Aristóteles, Poética)


“La tragedia es,..., la imitación de una acción de carácter elevado y completa, dotada de cierta extensión, en un lenguaje agradable, llena de bellezas de una especie particular según sus diversas partes, imitación que ha sido hecha o lo es por personajes en acción y no por medio de una narración, la cual, moviendo a compasión y temor, obra en el espectador la purificación propia de estos estados emotivos.”

El objeto de la imitación


“Puesto que los que imitan representan a sus personajes en acción y estos son necesariamente buenos o malos –ya que los caracteres casi siempre se reducen a una de estas dos clases, pues todos los caracteres se diferencian por la virtud o por el vicio-, los representan mejores de lo que somos nosotros en realidad, o bien peores que nosotros, o incluso tal como somos nosotros, como hacen los pintores...”
(...)
“La misma diferencia hay entre la tragedia y la comedia: esta pretende representar  a los hombres peores de lo que son; aquella, en cambio, quiere representarlos superiores a la realidad.”

Caracterización de la tragedia


Aristóteles establece ciertas características de la tragedia y su forma de presentar la acción como una unidad en relación a lo que imita o representa (objeto, realidad) y al modo en que lo hace. A su vez reconoce los componentes de nudo  y desenlace en cuanto a las situaciones que generan cambios en la acción y la desarrollan hacia una resolución.

Aristóteles reconoce dos tipos de acción:

  1. simple (coherente y unitaria). Aquí no se da la peripecia ni el reconocimiento.
  2. compleja: implica un cambio que puede ser un giro en la acción en sentido contrario (peripecia) o puede ser un cambio que implique el pasaje de la ignorancia al conocimiento. Tanto la ignorancia como el conocimiento son estados que pueden significar odio o felicidad. Este tipo de cambio en la acción se llama reconocimiento o anagnórisis.

Unidades aristotélicas: unidad de acción, de tiempo y espacio.

El héroe trágico


“...el hombre que, sin ser eminentemente virtuoso ni justo, viene a caer en la desgracia, no en razón de su maldad y su perversidad, sino como consecuencia de uno u otro error que ha cometido, el cual pertenece –el héroe- a los que están situados en alto grado de honra y prosperidad, como por ejemplo, Edipo...”
(...)
“...(en) la fábula debe haber cambio no de la  desdicha a la felicidad, sino, al contrario, de la fortuna a la desgracia, cambio que ocurre no por causa de la perversidad, sino por razón de un error grave de un héroe del tipo que acabo de decir...”

La compasión y el temor (concepto de catarsis)
“Supuesto que la imitación tiene por objeto no solo una acción completa, sino además hechos capaces de excitar el temor y la compasión, y supuesto que estos sentimientos se ponen en conmoción sobre todo cuando estos hechos se producen contra lo que esperábamos...”


“...el temor y la compasión pueden nacer del espectáculo y pueden también nacer del entramado mismo de los hechos...”

Comparación entre el héroe trágico clásico (tragedia griega) y el héroe en Shakespeare

Lo primero que debemos considerar para comparar ambos tipos de héroe es que asistimos a contexto sociales y culturales muy diferentes (Siglo V AC y siglos XVI – XVII). Una de las diferencias clave para establecer esta comparación es la creencia politeísta de la Antigüedad griega y la relevancia que tenían los dioses en el mundo de los hombres así como la noción de moira  o destino, como fuerza incluso superior a los dioses. Esto era visto como algo inexorable que determinaba al hombre, pese a sus esfuerzos por resistirse a ello.
En el Renacimiento, esta fuerza divina está concentrada en las creencias cristianas basadas en un único Dios que es importante para el hombre renacentista pero no del mismo modo que en la Antigüedad.
El otro aspecto que debemos considerar es que los temas de la tragedia griega eran tomados de la mitología popular, conocida por todo el público y que formaban parte de la cultura de cualquier ciudadano. En el caso de Shakespeare, muchos de sus temas se basan en crónicas históricas de diversos hechos de la Historia europea pero lo que más le interesa a Shakespeare es ahondar en las pasiones humanas.
En ambos casos, las obras buscan mostrar un ideal. El ideal griego tiene que ver con un hombre mesurado, que sepa controlar sus impulsos (de lo contrario, eso es lo que lo termina conduciendo a la perdición, a la “caída” del héroe); al mismo tiempo se muestra un personaje que se equivoca cuando va en contra de la voluntad divina (comete hybris), comportándose como si fuera igual o incluso superior a los dioses y esto también debe ser castigado.
En el caso de Shakespeare, el héroe trágico de sus obras “quiebra un orden” que debe ser restaurado, sus obras muestran la importancia de recuperar ese equilibrio a diferentes niveles: natural, moral, social, estatal, etc. En el caso de Macbeth, el personaje se deja llevar por su ambición y asesina al rey lo cual es compensado al final de la obra cuando Macduff lo mata a él y el trono se perpetúa en los hijos de Banquo.

  1. Características comunes a ambos héroes:

En los dos casos estamos frente a personajes de alto status social (reyes, príncipes, nobles). Además, se los suele presentar al comienzo de  la obra estando en el punto más alto de prestigio, con gran respeto de los demás, etc. Esto apunta a que la “caída” del personaje sea más fuerte, más impactante.

En los dos héroes asistimos a un conflicto que implica la lucha del personaje con un destino que lo supera, que no puede controlar. Sin embargo, por las características también de la época, en el caso de Shakespeare nos encontramos con héroes que sufren por cuestiones que atañen directamente a la condición humana y que se relaciona directamente con las “pasiones” humanas (en el caso de Macbeth todo se origina en la ambición del personaje)

  1. Diferencias:

Los héroes de Shakespeare siempre mueren al final de la obra, cosa que no siempre ocurre en la tragedia griega (en Edipo Rey, por ejemplo, además del autocastigo que él se impone produciéndose la ceguera, el personaje es castigado al destierro cosa que entre los griegos era más terrible que la propia muerte)

En el mundo renacentista (Shakespeare: siglos XVI – XVII) la presencia de Dios no determina tan decisivamente el mundo de los hombres, estamos frente a la época donde se desarrolla el humanismo (esto no quiere decir que el hombre renacentista sea ateo, sino que su atención está más centrada en el hombre y en su vida terrenal) El héroe renacentista lucha contra órdenes  superiores pero que no incluyen exclusivamente lo religioso. En las obras de Shakespeare encontramos frecuentes alusiones a tres grandes “ordenes” o “mundos” jerarquizados: el orden cósmico, el orden de la Naturaleza, y el orden del estado que regiría el mundo humano propiamente dicho (lo social)

El aspecto que aparece como característico en Shakespeare y que comprende el aspecto misterioso del universo es la presencia de fenómenos sobrenaturales en sus obras: brujas, fantasmas, visiones, etc.

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